Xavi, el eterno verdugo

El Barça de Xavi se consolidó ayer en el liderato con una distancia de 3 puntos sobre el segundo clasificado por primera vez desde 2019. Tres años y medio después. Además, ostenta la mayor cantidad de puntos conseguida por el club hasta la jornada 16 de las últimas cinco temporadas. Por si fuera poco, su rival directo es el Real Madrid, actual campeón de Europa y poseedor de 38 de los 48 puntos disputados hasta la fecha en LaLiga, su segunda mejor puntuación en los últimos 7 años.
Que el rendimiento del conjunto dirigido por Xavi Hernández está en continuo crecimiento no parece ninguna novedad. Salvo para los que tildan a otros de “palmeros”, los cuales parecen estar tan preocupados por el mal juego de anoche que han olvidado que los tres puntos han volado a Barcelona. Ellos, los abanderados de la poesía futbolística, son los encargados de decidir qué es lo que importa en cada tramo de la temporada. Así lo demostraron con el partido de Múnich, donde el Barça exhibió un juego notable que no se vio recompensado en el marcador. Aquel día no importaba el juego, Xavi era un nefasto entrenador porque volvía a perder en Champions.

Ayer se le dio la vuelta a la tortilla. Hasta el gol de Dembélé los de Xavi estaban sometiendo al Atlético en su área. Sin embargo, después del tanto, los rojiblancos adelantaron las líneas de presión y empezaron a generar mucho peligro, hasta el punto de arrebatarle la posesión al Barça durante algunos minutos. El partido terminó 0-1, pero según los apóstoles del Cruyffismo, esta vez curiosamente lo importante era el juego. Qué extraño. Si el Barça pierde jugando bien, e incluso de manera notable, hay que cambiar el estilo y echar a Xavi. Por el contrario, si se gana un partido con tramos de sufrimiento, el juego es una vergüenza y, por supuesto, hay que echar a Xavi.
Los que reparten carnets de “palmerismo”, alentados por Josep Pedrerol y por los que, como dijo Laporta en 2008, “si no hacen ver que son del Barça no los leería ni escucharía nadie”, parecen no estar satisfechos nunca. Esgrimen que Xavi no tiene experiencia. Tampoco tiene idea de táctica. No sabe, siquiera, hacer cambios. Y lo peor de todo: nunca hace autocrítica. Quizá el problema es que sus pretensiones son demasiado elevadas teniendo en cuenta de dónde viene el equipo. Guardiola no ganó nada en su primer año con el Manchester City. Tampoco lo hizo Rijkaard en 2003.

Algunos iluminados han pedido como sustituto a Arteta, excelente técnico, pero obvian el tiempo que tardó en construir un Arsenal competitivo. Porque sí, señoras y señores, Xavi lleva un año entrenando a un equipo plagado de jóvenes. Un equipo que hace doce meses andaba noveno en la clasificación. Ahora está primero. Pero eso no sirve. El Barça debe ser una máquina arrolladora que golee a cualquier equipo luciendo un tiki-taka sobrenatural. Si no es así, ya sabéis. Xavi out.
Síganme en albert_martil en Twitter y sigan toda la información y actualidad deportiva en Twitter: @daiguallapelota, y en Instagram: @daiguallapelota.