PSG humilla al Atlético y quiere más que la Champions

Foto: PSG
El equipo francés pasa por encima en su estreno en el Mundial de Clubes y lanza un mensaje claro: quiere más y le da igual a quién se lleve por delante
Madre mía, el que pensaba que el PSG iba a levantar el pie tras levantar la orejona, se ha comido un buen zasca. Los franceses se presentaron en el Mundial de Clubes como si estuviesen arrancando la temporada, no cerrándola. Contra un Atlético que suele ser hueso duro, el equipo de Luis Enrique jugó como si tuvieran el FIFA puesto en modo principiante.
Un paseo. Una paliza con tintes de crueldad. Y más que el resultado escandaloso, lo que heló la sangre fue la naturalidad con la que el PSG hizo lo que quiso sobre el césped.
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¿Europeos pasotas? Esta vez, nanai
Mucho se dice de que los clubes europeos ven este torneo como una especie de pretemporada. Y, a ver, tiene algo de sentido… calor, vuelos interminables, una competición que no les quita el sueño… Pero esta vez no fue así.
El PSG salió como si fuera la finalísima de la Champions. Intensidad a tope, una locura táctica de esas que marean, y esa hambre de gloria que, normalmente, desaparece después de levantar un título grande.
Luis Enrique ha creado un bicho con GPS y puntería de francotirador
Lo que vimos en el campo no era solo un puñado de cracks repartidos al tuntún. Era un organismo vivo, que latía, atacaba y defendía como si tuviera un solo corazón. El PSG juega con una estructura que sobre el papel parece sencilla, pero que en la práctica es un sudoku táctico para cualquier defensa: el famoso 3-2-5 mutante.
Los jugadores cambian de posición a cada rato, como si estuvieran jugando a las damas con piezas de ajedrez. Kvaratskhelia empieza abierto y de repente aparece en todo el centro del área. Hakimi unas veces parece mediapunta; otras, un lateral del revés. Y João Neves es como un fantasma: aparece donde nadie lo espera y desaparece justo cuando hay que marcarle.
El Atleti, actor secundario en su propia película
Simeone se la tuvo que tragar entera. Su equipo fue arrasado de principio a fin. Intentó aguantar, movió fichas, metió cambios… pero fue como intentar apagar un incendio con un vasito de agua.
Hubo un pequeño respiro en la segunda parte, incluso cantaron gol con Julián Álvarez, pero el VAR tiró del hilo y pitó falta al inicio de la jugada. Para colmo, luego Lenglet se fue a la calle. Y eso fue la puntilla para un equipo que ya estaba más que en la lona.
El PSG, tan pancho, marcó otros dos goles para sellar el billete a la siguiente ronda… con sonrisa incluida.
¿Y qué tiene este PSG que el Atleti no?
Para empezar, plantilla. Y de las buenas. Pero no solo va de nombres.
Este equipo está trabajado. Tiene un plan, un estilo, un repertorio. Cuando hace falta, aprieta arriba, asfixia al rival y mueve el balón hasta encontrar el hueco. Y si lo acorralan, se repliega y lanza contras como si cayesen rayos del cielo.
Ya lo hizo en la Champions. Ahora, repite la receta en el Mundial.
Vitinha, Fabián Ruiz y João Neves parecen tener dos pares de pulmones. Nuno Mendes y Hakimi son flechas por las bandas. Y Gonçalo Ramos, aunque sea el “9”, tiene cabeza para salir del área y dejarle el carril a los extremos que entran como puñales.
Los tíos van con los pies en el suelo
Hay una diferencia clarísima entre ir sobrado y tener confianza. Y el PSG parece haber encontrado ese punto perfecto. No salta al campo creyendo que va a ganar solo por ser europeo. Pero tampoco se achica ante nadie.
Contra el Atleti no hubo ni rastro de pereza ni de relajación. Fue un equipo que se impuso por calidad, pero también por cabeza. Ganaron el partido antes del pitido final, y no por los goles… por cómo se plantaron.
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Olvida al PSG de Neymar, Messi y Mbappé
Ese equipo de estrellas solistas ya es pasado. El PSG de ahora va en bloque, es sólido, es ordenado. Tiene oficio. Inspira más confianza. Y, sí, es más letal.
Ya no vive esperando a que alguien se saque un conejo de la chistera. Hoy construye victorias con plano, regla y compás, no con trucos de circo. Y, créeme, eso cambia todo.