Así no, Hansi

El FC Barcelona consiguió una victoria agónica ante el Girona, un triunfo que debía servir para calmar las dudas y reforzar la confianza del equipo. Sin embargo, lo que debía ser una noche de alivio terminó convertida en un nuevo foco de polémica. El motivo: el gesto de Hansi Flick desde la grada tras el gol decisivo de Ronald Araújo en el minuto 93. Mal por el entrenador del Barcelona.

El técnico alemán, que había sido expulsado poco antes por protestar con vehemencia al árbitro, fue captado por las cámaras haciendo un gesto desafiante —una celebración descontrolada, con un tono más propio de un aficionado que de un entrenador del Barcelona—. La imagen se ha viralizado rápidamente y ha abierto un debate dentro del propio club.

Flick trató de restarle importancia en la rueda de prensa posterior, asegurando que no iba dirigido a nadie y que simplemente fue una reacción “emocional” tras una victoria sufrida. Sin embargo, dentro del entorno azulgrana no ha gustado nada. En un momento en el que el club intenta proyectar una imagen de serenidad y disciplina, ese tipo de gestos se consideran inapropiados y fuera de lugar para quien representa la figura del líder en el banquillo.

La dirección deportiva entiende la tensión del partido y la presión que atraviesa el equipo, pero considera que el entrenador debe ser el primero en mantener la calma. No es la primera vez que se le recrimina a Flick cierta falta de contención en los momentos límite, algo que ya había sucedido durante su etapa en la selección alemana y que ahora vuelve a ponerse sobre la mesa.

Además, el gesto podría acarrearle consecuencias disciplinarias. Su expulsión implica, como mínimo, una sanción que podría dejarlo fuera del próximo Clásico ante el Real Madrid. Este es un partido clave para las aspiraciones del Barça. Si el Comité de Competición considera que su actitud fue una falta de respeto o un comportamiento antideportivo, la sanción podría agravarse.

Más allá de lo que determinen los organismos, el episodio deja una sensación amarga. El Barça necesitaba una victoria que uniera, pero la celebración del técnico ha generado división y ruido mediático. En lugar de hablar de la entrega del equipo, se habla del comportamiento de su entrenador.

Es evidente que Flick vive los partidos con intensidad, algo que sus jugadores valoran. Sin embargo, la pasión no puede confundirse con la provocación. En un club con la exposición mediática del Barcelona, cada gesto cuenta, y los gestos de su entrenador pesan el doble.

El triunfo ante el Girona debía ser un punto de inflexión. En cambio, ha dejado una sombra innecesaria. Hansi Flick tendrá que aprender que, en el Barça, ganar no basta: también importa cómo se gana y cómo se representa al club en los momentos más tensos. La autoridad no se demuestra gritando o gesticulando, sino transmitiendo calma y respeto incluso en la euforia. Mal por el entrenador del Barcelona.

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Alejandro Sánchez

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