Julián Álvarez se adapta cada vez mejor a los derbis.

Julián Álvarez no solo completó los 90 minutos, sino que selló una actuación brillante con un doblete en la recta final, sumando tres goles en total y guiando la remontada del Atlético frente al Rayo, justo antes del esperado duelo en el derbi

El árbitro señaló el final del partido cuando apenas restaban poco más de 64 horas para que el Atlético vuelva a competir oficialmente. Y sí, 64 siguen siendo menos que 72, aunque esta vez —por razones que escapan al entendimiento, las asociaciones que tanto se pronuncian según qué casos han optado por el silencio. El Atlético, en cualquier caso, tiene bastante con lo suyo. Remontar un partido que se le escapaba ante el Rayo, el otro derbi de la semana, gracias a un arrebato de Julián justo después de que los visitantes se pusieran por delante. Simeone ya sin cambios, tras dar entrada a Ruggeri y Pubill.

Simeone no lo pone fácil. Veremos cómo explica esta vez algunas decisiones, quizás amparado en el rendimiento que mostró en Mallorca un tal Virgili, porque de no ser así, cuesta entender la titularidad de Nahuel Molina. En esta ocasión actuó como interior ofensivo, aunque por momentos fue también el quinto defensa. El argentino se enreda muchas veces consigo mismo, y a veces también con sus compañeros. Porque es tan cierto que dejó libre toda su banda para que Fran Pérez asistiera a Alemao, quien erró la ocasión tras un posible penalti de Hancko. Como que un minuto después sirvió a Julián una pelota clara que, de haber sido rematada con acierto, habría significado el segundo del Atlético.

Y sí, la historia se repitió, como tantas veces. El Atlético se adelantó (lo ha hecho en todas las jornadas hasta ahora). Dejó escapar la sentencia (casi todas también) y terminó encajando el empate (en todas menos una). El primer tiempo moría cuando Chavarría, sin marca y con toda la confianza del mundo, soltó un zurdazo impecable para empatar el partido con una naturalidad pasmosa.

Todo había empezado bien para los de Simeone. A los 15 minutos, tras una buena circulación en campo rival, el balón viajó desde la derecha hasta llegar a Llorente. Con un centro asistió con precisión a Julián Álvarez. El argentino definió con la zurda para el 1-0 ante una defensa del Rayo que apenas reaccionó. Iñigo movió el once por la acumulación de partidos, y se notó. Aun así, no hace falta demasiado para competirle a este Atlético desordenado. Donde incluso Galán, sí, el mismo que parecía tener las maletas hechas— actuó como lateral izquierdo. Casi todo fue así: confuso, irregular, al límite.

Porque Ruggeri estuvo en el origen del inmediato empate, firmado por Julián después de que Batalla sacara un primer remate. Y ahí el Atlético se tiró con todo para que Giuliano topara con el larguero, para que a Raspadori se le fuera por un palmo y, por fin, para que otra vez Julián, agradeciendo quizás el partido completo, en esta ocasión sí, sacara un zapatazo con sabor a gloria en clave rojiblanca, otra vez con la zurda, otra vez a la jaula, de modo que el Rayo pasó los siete minutos de prolongación lamentando todo el tiempo que perdía el rival, ni comparación con el que había perdido antes por su parte. El Atlético respira, en fin. Y compra horas, ya que le dan tan pocas.

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Ivan

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