El boggart de Xavi

Dice Harry Potter que un boggart es un no-ser amortal de forma cambiante, capaz de transformarse en la imagen de lo que más teme su espectador. Seguramente, si Xavi lo mirara, se convertiría en una línea de tres centrales. Eintracht, Levante, Eintracht. Tres partidos consecutivos en los que el Barça se ha visto superado, con el mismo denominador común: la dichosa defensa de tres. Una formación que cada día está más de moda, pero contra la que Xavi apenas se ha medido, como jugador y como entrenador. La línea de tres plantea nuevos retos: situaciones a defender y puntos débiles a los que castigar. Emparejamientos contra los que Xavi no encontró respuesta y, los once de campo, tampoco. Un hecho que, de momento, ya les ha salido caro a los blaugranas: eliminados de la única competición en la que seguían vivos. Para dar un paso adelante definitivo, Xavi deberá aprender la lección y enfrentarse a su boggart particular, con el hechizo adecuado.
El partido comenzó como la ida. El Eintracht hizo del Camp Nou su estadio, en todos los sentidos posibles. Una grada repleta de los suyos empujaba a las águilas a la presión, frente a un Barça que no encontraba soluciones para sacar el balón. Pedri se acercaba a Busquets y el conjunto alemán ajustaba su presión sobre los dos centrocampistas españoles. Gavi, más alejado, quedaba liberado y con espacio para lanzar a los delanteros. Pero el Barça no supo encontrarle: solo buscaba soluciones por fuera, con unas bandas que tampoco funcionaron. Mingueza y Alba retrasaban su posición, para hacer saltar a las marcas de Dembelé y Ferrán y generar un espacio que ninguno de los dos supo aprovechar. Aubameyang se perdía entre centrales, los laterales no amenazaban y todo el peso del ataque culé pasaba por un Dembelé, que no supo castigar la espalda de Kostic.
El problema para el Barça fue que Kostic sí hizo lo propio. Una jugada tras otra, el serbio era un puñal por la banda derecha, que dejó al Barça al borde de la muerte. De nada sirvió el último coletazo en vida de los blaugranas, que veían como se les acababa una de las temporadas más oscuras de su historia reciente.
De la manera más dolorosa, le tocaba al Barça despedirse de la Europa League. Una competición que, aunque los culés sentían ajena, anhelaban. En la liga de la factoría Red Bull, del vértigo, de los tres centrales, el Eintracht va noveno. Sin embargo, anuló a los de Xavi durante 180 minutos, de la misma forma que hizo el Levante y que haría el Leipzig, en caso de que el Barça hubiera pasado la eliminatoria. Durante lo que queda de temporada, Xavi deberá reflexionar sobre cómo batir a su boggart. Aunque, esta vez, el reto será mayor, sin el mejor mago de toda su plantilla: Pedri.
Autor: Jon García Casado